La obesidad infantil, en cifras
La obesidad está considerada como una de las epidemias de mayor gravedad de este siglo. En concreto la obesidad infantil, lejos de ser una enfermedad reducida a una pequeña parte de la población, se está extiendo y creciendo de manera preocupante.
Fuente: Childrens MD.
El Estudio ALADINO 2015, realizado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) como parte de la Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (NAOS), demuestra que “la prevalencia de obesidad infantil es mayor en los varones y, a partir de los siete años, aumenta la prevalencia de sobrepeso en los varones y la de sobrepeso en las mujeres”. En algunos casos, enfermedad tiene que ver con el tiempo de gestación, el peso al nacer o el tiempo de lactancia. Sin embargo, por lo general el principal factor influyente en la obesidad es el conjunto de hábitos de alimentación y el estilo de vida que se favorecen desde las familias.
Por ejemplo, según explica este estudio, “el porcentaje de escolares con obesidad que desayunan a diario es inferior a las de los niños con normopeso” y, en referencia a la hora de la comida, añade que los niños con obesidad “comen en mayor proporción en su casa” (60,1% frente a 51,7% de niños con normopeso) en lugar de en el colegio.
Fuente: Estudio Aladino 2015.
En lo referente al ejercicio físico, si observamos el tiempo dedicado a realizar diferentes actividades, los menores en general han aumentado el número de horas dedicadas en actividades sedentarias y ha disminuido el invertido en jugar al aire libre. “Los escolares con obesidad tienen estilos de vida más sedentarios”, afirma el informe.
La dieta mediterránea como referencia
En un estudio anterior titulado Encuesta Nacional de consumo de Alimentos y bebidas en población Infantil y Adolescente (ENALIA), elaborado en 2014 también por AECOSAN, se estudiaba más específicamente el tipo de alimentación de los menores, desde el nacimiento hasta la mayoría de edad. Las principales conclusiones fueron llamativas, dado que el tipo de dieta se consideraba “mejorable”, por tener un “bajo índice de adherencia a la dieta mediterránea”.
Los niños ingerían de media diariamente 430 g de productos lácteos y derivados, 175 g de cereales (42 g relativos a pastelería y bollería), 145 g de fruta, 100 g de vegetales y hortalizas, llegando hasta los 120 g de carne o 47 g pescado.
De esta información se derivaba que la ingesta de hidratos de carbono resultaba baja mientras que la de grasas era alta. El consumo de frutas y verduras se veía insuficiente y en cuanto a la ingesta de proteínas, era particularmente alta en el grupo de los más pequeños (0-3 años).
¿Solución? Una alimentación más saludable
Aunque es bastante obvio, es necesario hacer hincapié en la importancia que tiene la alimentación saludable en los primeros años de vida de las personas. La edad comprendida hasta los 18 años es una etapa esencial en la vida de cualquier persona y, por esta razón, el aspecto alimentario debe ser igualmente cuidado.
Fuente: El Confidencial.
Dentro de esta etapa, no obstante, los tres primeros años de vida son un momento clave. La Agencia de Salud Pública de Cataluña, en un estudio publicado en 2016, apunta que en estos años “se aprende a mamar, probar, masticar, tragar y manipular alimentos, y también a descubrir diferentes olores, sabores y texturas”. La educación de la conducta alimentaria en esta franja de edad, como describe el documento, “tiene el objetivo de conseguir, además de un buen estado nutricional, el aprendizaje de hábitos alimentarios saludables”.
El texto, entre sus diversos apartados, recopila una serie de consejos para inculcar una adecuada educación alimenticia a los más pequeños. En primer lugar, sería ideal que el proceso diversificación alimentaria se iniciase a partir de los 6 meses (y nunca antes de los 4 meses): es el periodo en el que de una manera progresiva se incorporan diferentes alimentos a la alimentación del lactante. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Academia Americana de Pediatría y la Asociación Española de Pediatría recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida del niño.
Fuente: Agencia de Salud Pública de Cataluña
Por otro lado, se indica de forma general que es conveniente evitar la sal en la preparación de las comidas u ofrecer alimentos muy salados, cocer las verduras y frutas al vapor o hervir con una cantidad mínima de agua (para minimizar la pérdida de nutrientes) y dar preferencia a la fruta fresca, el yogur natural y el pan en las meriendas. Asimismo, la organización recomienda proporcionar una comida de calidad desde el punto de vista nutricional, así como promover hábitos higiénicos.
Fuentes utilizadas: AECOSAN (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad), FESNAD, SEDCA, Agencia de Salud Pública de Cataluña.
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